SOFÍA RODRÍGUEZ: PASIÓN POR LA CORRECCIÓN

Nuestro columnista Igor Neira conversó con la lingüista y correctora profesional Sofía Rodríguez, expresidenta de Ascot y autora de Manual de corrección de textos. Técnicas, consejos y apuntes de clases, editado por el Fondo Editorial de Escuela de Edición de Lima.

Sofía Rodríguez, expresidenta de Ascot


Por Igor Neira

Parece manida esta pregunta porque hay mucha gente que no sabe qué es un corrector. ¿Dígame, usted, cómo definiría el oficio de corrector?

Primero, tengo que decir que la corrección la ejercen las personas. Las máquinas, los programas informáticos no lo pueden hacer. Para ser corrector se requiere tener conocimiento y también criterio y eso nunca lo hará un programa informático. Te defino, entonces, lo que es un corrector. Un corrector es una persona que se ha preparado para darle un tratamiento especial a los libros, revistas y publicaciones en general. El corrector va a intervenir en el texto, va a editarlo, va a arreglarlo, va a corregir, enmendar erratas, errores, distorsiones, incoherencias, de modo que ese texto sea publicado y pueda llegar limpio a un lector. Además, que el lector reciba un mensaje acorde con lo que se propuso el autor. Y eso es lo más difícil.  Respetar al autor en el sentido de mantener su intención, de mantener sus palabras, de mantener su estilo.

Siempre le he escuchado esas palabras: respetar al autor.

No somos coautores. Cuando nos pongamos a escribir libros seremos autores. Ahora somos correctores y ayudamos a autores y editores a que entreguen productos de calidad. Esa es la misión del corrector.

Según la Fundéu, en el X Seminario Internacional de Lengua y Periodismo en el 2015, un buen corrector hace mejores escritores y periodistas. ¿Cree en esta afirmación?

Por supuesto. Un corrector no impone su estilo, no se hace notar. Para complementar lo que dice Fundéu, aquí unas palabras de Alicia Zorrilla: “La mejor corrección es la que no se nota”. Lo que quiere decir es que no se advierte y hace que el producto se pueda leer.

En la primera pregunta le dije oficio. Sigue pensando que la corrección es un oficio porque no hay una formación académica, una profesionalización, y esa siempre ha sido su inquietud.

Mi inquietud es que las personas que ejercen este oficio, porque es un oficio, alcancen una profesionalización. ¿Qué es la profesionalización? Es el cúmulo de certificados, de experiencias, de saberes, que no se adquirirán en una escuela en tres o cinco años. Puede haber escuelas, universidades, que dicten corrección de estilo o corrección de textos, pero eso no garantizará que la persona esté lista para corregir. Porque la profesionalización se alcanza con la propia experiencia.

¿Por qué es un oficio?

Porque es un trabajo digno e importante, pues el corrector forma parte de un equipo. Hasta el que trabaja independiente, aunque se lleve el trabajo a su casa, también forma parte de un equipo. Sin embargo, mucha gente no entiende. Muchos piensan: “Me voy con mi texto y lo regreso y no me involucro con nadie, estoy solo”.

Otros creen que es solo leer…

Otros dicen lo voy a leer, le voy a poner dos o tres tildes, un punto, le voy a quitar una coma y listo. El oficio de corrección abarca la interacción humana, ese tratamiento día a día que en estos tiempos también se da por vía digital. Muchas veces te tocan clientes que solo conoces por Skype, por teléfono o por correo electrónico, pero de todas maneras hay una interacción. El saber que la otra persona existe y que los libros son para personas es importantísimo en la labor del corrector. No se puede ser corrector si es que no se entiende como un oficio, como parte de un equipo en el cual participan personas. Y para un oficio como este hay que estar capacitados.

Justamente era mi siguiente pregunta: ¿qué tan importante es la capacitación para un corrector?

Es absolutamente imprescindible. Los tiempos ya pasaron cuando cualquier persona era corrector, sin ser peyorativa al decir cualquiera. Generalmente, el corrector es aquella persona que ha estudiado. Aunque no tenga los documentos, certificados, acredita con su trabajo su preparación, su cultura general, su interés por el idioma, por el respeto a la norma, el conocimiento del lenguaje de su país, que ha leído muchísimo; para corregir hay que leer y no solo eso: te tiene que gustar la lectura.

Entonces es importante que se enseñen gramática y redacción, no solo me refiero a los correctores, sino en general.

Lo que sucede es que la corrección tiene dos pilares: una es la experiencia que te la da el propio trabajo; cuanto más trabajas más sabes y el aporte al trabajo es mayor. De otro lado está el conocimiento básico que se descuida en colegios y universidades. Lamentablemente, muchos egresan de la secundaria, de la universidad, con mínimos conocimientos de gramática para no hablar de ortografía. Además, muchos creen que la ortografía es lo único que importa, pero no es así. Por ejemplo, un texto muy mal redactado, aunque con una buena ortografía, no se va a entender. El interés del corrector es, también, difundir y dar a conocer lo que sabe y por eso tenemos un segundo pilar que es la labor comunicativa y docente. Modernamente, en el mundo, el corrector es un comunicador, una persona que trasciende el ámbito de la computadora. Además, es una persona que puede asesorar. En España, por ejemplo, se les llama asesores lingüísticos. Es alguien que te dice: mira, este titular lo podemos cambiar; qué tal si tu párrafo de inicio lo ponemos después, vamos a hacer otro párrafo; o el resumen de tu artículo científico no es el adecuado, vamos a hacer otro. Por estas razones, Alicia Zorrilla, que está más vigente que nunca, nos dice que el corrector de estos días es un corrector-redactor. 

Quería pasar a los manuales, ¿quién escribe los manuales? 

En teoría los escriben los mismos usuarios; es decir, los usuarios, los trabajadores, los redactores, los correctores son los que van detectando qué es lo que necesitan poner en papel o archivo digital para resolver sus permanentes dudas.

Usted es lingüista y no necesariamente un profesional como usted escribe un manual.

Así es, cualquier usuario. En el caso de los diarios y revistas los escriben los correctores en su trabajo diario, apuntando sus dudas.

¿Por qué los escriben?

Porque el manual de estilo es, en esencia, una guía para el trabajo interno.

¿Cuál es la diferencia entre un manual de estilo y un manual de corrección como el que acaba de publicar?

Lo único en común es que se llaman manual. Lo demás es absolutamente diferente. Un manual de estilo no es una reproducción de la RAE, no es un listado de palabras, no es tu tratado de ortografía. En un manual de estilo están las normas internas para el trabajo editorial, de ahí su importancia. Cada editorial, cada empresa, cada institución, debe tener un manual porque si no todas las publicaciones internas saldrán diferentes. ¿Y por qué? Porque no todo lo que se necesita para escribir está en la RAE. Lo más importante es ser consciente de que la RAE no lo resuelve todo. Ayuda en la conjugación verbal, en la ortografía. Sin embargo, muchísimos de los elementos del paratexto, que son los elementos que acompañan el texto, se definen de manera individual o colectiva en las editoriales. Por ejemplo, cómo será el margen de nuestros libros, los títulos cómo los vamos a escribir. Todo eso está en el manual de estilo. Aparte un lexicón con palabras de uso cotidiano porque las personas se olvidan y siempre preguntan cómo se escribe tal palabra, cómo se escribe tal otra…

¿Y el manual de corrección?

El manual de corrección es una guía para correctores, una guía para lectores ávidos por conocer este mundo del lenguaje y uso. Y se llama así porque le sirve al corrector, pero tiene un contenido abierto.

Entonces los manuales pueden ser útiles para el público en general.

Así es. Esa es la riqueza de los manuales. El Libro de estilo de El País es el más vendido de habla hispana. Todos lo hemos usado alguna vez en nuestra vida y lo seguiremos usando porque tiene un diccionario, guías, pautas, cómo darle tratamiento a los extranjerismos, tiene gramática… es un manual de estilo o libro de estilo –la diferencia es que en los diarios se llama libro de estilo a los manuales–. Son de uso abierto, de consulta en general.

¿Cómo nació la idea de escribir un manual de corrección?

Trabajo en corrección más de veinte años, pero no sabía que tenía la virtud docente porque nunca había enseñado. En el diario donde trabajé, con mi jefe, capacitábamos a los redactores para el trabajo diario, pero esa labor no la consideraba docente; sin embargo, lo estaba haciendo. Una amiga me vio y me llevó a los talleres de la Universidad San Martín de Porres. Me dijo tú puedes dictar talleres porque tienes capacidad de llegada, manejas público y te gusta enseñar. Y así estuve muchos años… Uno tiene una misión en la vida, uno no puede pasar por el mundo como un parásito sin haber dejado nada.

¿Qué significa la corrección en su vida?

Es una pasión, es mi forma de vida. Cómo no va a ser mi forma de vida, si gracias a la corrección he conocido personas tan valiosas, he tenido buenos trabajos, he podido adquirir mi vivienda, trabajar de manera independiente y educar a mi hijo. La corrección para mí no solo es un oficio, es una forma de vivir.

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